Cada ser humano posee en su interior uno o varios dones o talentos excepcionales, un motor de vida que pulsa por ser descubierto, explorado, experimentado y llevado a la luz.
El reto es tener el valor de conectar con ese sentido esencial de vida, encender la llave de la curiosidad, dedicarle energía, tiempo y espacio, tomar la decisión de seguirlo, potenciarlo, permitir que florezca y ofrecerlo a los demás del modo más amoroso posible.
Tiene que ver con un sentido de trascendencia.
El propósito de vida se conoce como Ikigai en la cultura oriental.
Si nos detenemos en el significado de la palabra Ikigai, observamos que está compuesta de:
- “Iki”proveniente del verbo ikiru, que significa vivir la vida día a día.
- “Gai” viene de kai, concha en japonés, que se refiere al valor de hacer las cosas.
De modo que Ikigai significa literalmente “el valor que uno encuentra en vivir día a día”
El ikigai es considerado como un potenciador de la salud, en términos de calidad y cantidad de tiempo vivido y está directamente vinculado con la felicidad.
No encontrar ese motor de vida o “para qué estoy vivo”, está en la base de la desgana, la apatía, la inercia, la sensación de vacío, la insatisfacción, el victimismo, la queja, la culpa, los hábitos no saludables, la depresión, la ansiedad, las adicciones…
Las intuiciones del alma nos ayudan a conectar con ese propósito de vida único y particular, pueden ser un vehículo extraordinario para descubrir ese talento que la vida ha plantado en nuestro interior y que precisa nuestra atención y cuidado para que definitivamente pueda emerger e ilumine nuestra vida siendo a su vez un faro de luz que contenga el poder de inspirar las vidas de otras personas.
Las intuiciones del alma son reconocidas por su sello único de autenticidad.
Estas intuiciones del alma provienen de un lugar de:
- Ausencia de apego
- Ausencia de expectativa
- Conexión con la sabiduría universal y
- Entrega al instante presente
Contienen el germen de una acción consciente que brota de un modo tan natural y orgánico que nada tiene que ver con el esfuerzo sino con una diáfana inspiración, tiempo y espacio se comprimen y la magia de la creatividad se despliega.
Como haber desatascado el hollín de una chimenea y poder darse el flujo de información, así se produce la reconexión con la vibración de la vida, con la frecuencia más elevada del conocimiento.
La sabiduría desciende intensa y poderosamente a través del canal que ha sido desatascado de:
- Pensamientos
- Importancia personal y
- Expectativas.
Propuesta de reconexión contigo mismo y por tanto con tu IKIGAI
Esta es la propuesta:
Deja de interferir en los planes que la vida tiene para ti, seguir ese plan es libertad, seguir tu idea o tu percepción personal de lo que tienes que hacer es esclavitud.
Ofrécete un espacio en el que habiten el silencio y la soledad para que el ruido de tu mente se pueda desincrustar, entrégate al no-hacer, a la autoobservación consciente.
Todos los recursos para sanar tus heridas internas ya han sido puestas en tus manos, sólo necesitas abrirlas para verlos.
Mientras sigas anestesiado huyendo de ti y anclado en el hacer constante e inconsciente, en el mostrarte desde la vanidad del ego, en el buscar nuevos estímulos que aplaquen tu sensación de vacío, éste incrementará exponencialmente hasta que sea imposible no verlo y supure con tanta intensidad que el sufrimiento se haga evidente.
En última instancia tu propósito es ponerte al servicio del amor aquí y ahora, en tu presente.
Sea cual sea tu caso, es importante saber que el propósito o misión de todo ser humano es ponerse al servicio del amor, y que esta posibilidad se nos brinda en cualquier circunstancia en la que nos encontremos, en cualquier actividad, experiencia, ocupación laboral, relación personal o situación de vida.
Cuando te pones al servicio del amor, es el amor quien dirige tu vida, el auténtico maestro que te dirá exactamente cómo y cuándo es preciso actuar, hablar y hacia dónde debes dirigirte en cada momento.
Los deseos del ego y los Deseos del alma
Existen dos tipos de deseos:
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Los deseos del ego y
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Los Deseos del alma
Los deseos del ego son todas aquellas ideas, pensamientos y expectativas que tenemos desde el pequeño yo, desde la mente que no sabe pero que cree saber. Deseos del tipo: quiero tener más amigos, necesito que mi familia esté bien para poder ser feliz, quiero que tal persona me envíe un whats que me haga sentir bien, quiero que me den la razón, quiero que me toque la lotería, necesito que reconozcan cuánto me sacrifico por todos, quiero que llegue el fin de semana, quiero que las cosas cambien (el gobierno, el mundo, la economía, el vecino, la pareja, el hijo, la suegra, el jefe…)
Los Deseos del alma son potenciales puros que habitan en nuestro ADN cósmico y que pulsan por ser desplegados. Potenciales que nos elevan a nuestra máxima expresión como seres de luz en nuestra versión humana única.
Potenciales con los que venimos a este mundo y que a fuerza de no ser atendidos, explorados, nutridos, valorados y cultivados, quedan en nuestro interior en formato semilla sin llegar a ser árbol, o en formato oruga sin llegar a ser mariposa.
El Deseo del alma es un poderoso llamado interno que late intrépido en lo profundo de nuestro ser y la vida va a recordarnos de infinitos modos si estamos o no atendiendo como merece esa semilla tan valiosa a través de intuiciones, inspiraciones, certezas, sincronías y si hacemos oídos sordos a todo ello, tal vez tenga que decírnoslo de formas más contundentes a las que quizá llamemos desagradables o dolorosas: una crisis existencial, una enfermedad, un duelo o pérdida.
Los mensajes siempre nos llegan, pero sólo podemos atenderlos cuando estamos dispuestos a escucharnos profunda, delicada y honestamente. Entonces, esos Deseos se convierten en nuestra brújula y su luz es tan brillante que podemos ver con claridad sea cual sea la oscuridad que se presente ante nuestros ojos físicos.
El miedo es el gran protagonista en la sombra de los deseos del ego.
El amor es el poderoso artífice, promotor y creador de los Deseos del alma.
La invitación para ti es que te permitas espacios de silencio y de conexión profunda con el ser más importante de tu vida: tu mism@, para que puedas descubrir ese potencial increíble con el que has venido a este mundo, para que descubras la vida que eres, para que te permitas desplegar tanto cuanto está contenido en tu semilla única.
Tal vez a ojos del ego, que mira a través del miedo, parezca poca cosa, pero no olvides que lo extraordinario habita en lo simple y que cuando nos sintonizamos con la frecuencia del amor, aprendemos a ver con nuevos ojos y entonces toda nuestra vida puede transformarse.
La verdadera sanación se produce cuando eliges dirigirte hacia tus espacio de dolor y atravesarlos
La autentica sanación sólo podrá producirse cuando elijas dirigirte hacia ese sufrimiento en lugar de huir de él.
Entrar en ese desierto interno será tu mayor maestría, un profundo renacimiento te aguarda al final de ese camino, un reencuentro con tu ser esencial, un puente hacia tu propósito de vida e inevitablemente, hacia la auténtica y genuina felicidad: tu IKIGAI.